20 oct 2011



Observé a aquel desconocido con el que había estado callejeado durante horas y me pareció que le conocía desde siempre. Así se lo hice saber. Rió y en ese momento, con esa rara certeza que sólo se tiene un par de veces en la vida, supe que iba a pasar el resto de mi vida a su lado.

Aquella noche Mijail me contó que él creía que la vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasos momentos de pura felicidad. A veces son solo días o semanas. A veces, años. El recuerdo de esos momentos nos acompaña para siempre y se transforma en un país de la memoria al que tratamos de regresar durante el resto de nuestra vida sin conseguirlo . Para mí esos instantes estarán siempre enterrados en aquella primera noche, paseando por la ciudad.

1 comentario:

  1. me encanta esa sensacion, de encontrar a alguien y saber que es él, que no puede ser otro, que es él y nadie más, y te llega la felicidad, instantanea, no sabes lo que durara, pero sabes que ahora esta ahí, un besazo:)

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